lunes, 22 de marzo de 2010

El olvido

Se levantó asustada, buscándola desesperada, el sudor le caía por la frente y sentía un terrible escalofrío que le corría por la espalda. Pensó que sólo era una pesadilla, pero no, su pesadilla era cierta, ella ya no estaba a su lado ¿Cómo la encontró? ¿Cómo la perdió?, eran preguntas sin respuestas, solo sabía que estaba sola y sentía un dolor agudo en el pecho que no la dejaba respirar, ¿acaso era cierto que el amor dolía?

Se levantó de la cama, se secó el sudor con los últimos Kleenex que ella dejó antes de marcharse y buscó el CD de Mecano que tanto les gustaba, lo puso en el equipo de sonido y levantó el volumen:

Entre el suelo y el cielo hay algo con tendencia a quedarse calvo de tanto recordar.........................
La cara oculta es la resulta de la idea genial de echarte, me cuesta tanto olvidarte.......
Olvidarte me cuesta tanto, olvidar quince mil encantos es mucha sensatez.....
Y aunque fui yo quien decidió que ya no mas y no me cansé de jurarte que no habrá segunda parte, me cuesta tanto olvidarte…………………………………..

El sonido del violín la estremecía, su alma herida sangraba en cada nota ¿por qué todo terminó? No lo entendía, no comprendía porque la habían dejado. Necesitaba olvidar, tenía los ojos cerrados y la terrible presión en el pecho que no la dejaba ni respirar, cada vez que se sentía así lo único que la calmaba era un wiro, la tremenda angustia de fumar nuevamente regresó, quizá solo había cambiado de vicio, el de la droga por el de la pasión. Cogió el teléfono para llamar a su dealer mientras volvía a repetir la canción. Se echó en la cama mirando el techo, estaba demasiado angustiada, quería llamarla, pero sabía que no iba a contestarle, quizá estaba pasando la noche con la novia. Puso sus manos en la cara y recordó el día que mientras hacían el amor ella le prometió que jamás volvería a drogarse, recordó cada caricia de esa noche perfecta en la que la pasión y el amor se confabularon para lograr el éxtasis total y ahora sólo quedaban recuerdos, sólo promesas rotas, las promesas no son nada, total esa misma noche cuando juró nunca más drogarse recibió a cambio una de las promesas más sublimes, que nadie le había dicho, le juraron esa noche nunca dañarla ni dejarla, le prometieron que iba a ser la mujer más feliz del planeta; pero ya la había dejado, no estaba más a su lado, esa mujer que le había prometido tantas cosas había regresado con su ex novia, esa “ex” que en su momento le había destrozado la vida, la que alguna vez le destrozó el corazón, pero claro esa mujer no pensó en eso, sólo corrió al lado de ella sin importarle las promesas que había hecho en algún momento, después de enamorarla la dejó, cuando ya no había marcha atrás, cuando le entregaron su corazón, ese corazón lleno de barreras que nunca entregó a nadie de esa manera y que desde el día que la dejaron juró no volver a abrir a nadie.

Empezó a llorar desconsoladamente, no sabía que hacer, jamás se había sentido tan mal, era la primera vez que se enamoraba de esa manera, que tonta había sido, siempre había evitado aferrarse a algún amor, era libre, nunca se había comprometido con nada ni con nadie, hasta que la conoció. En el preciso instante que pensaba que se estaba volviendo completamente loca tocaron el timbre, era Jano, el único dealer que conocía, Fátima lo recibió como su salvador, hacía mucho tiempo que ellos no se veían ya que ella evitaba llamarlo, se sentía una drogadicta total cuando compraba. Sintió un gran alivio por no haber borrado el teléfono de Jano cuando Mía se lo pidió, sabía que podía conseguir hierba de la buena las 24 horas del día. Jano recibió la paga y se fue a seguir haciendo deliveries a más gente desesperada como Fátima. En el camino pensaba que hubiese querido que Fátima estuviese muy volada para poder robarle un beso y hasta quizá hubieran podido tener sexo, era un enfermo, siempre había querido tener algo con Fátima, pero sin éxito, sólo una vez que Fátima le dio un beso para recibir mejor hierba y a un precio bajo, pero eso jamás se iba a repetir y menos con Jano, quizá hasta SIDA tenía.

Cuando se fue Jano, Fátima corrió a su cuarto y abrió un cajón de su armario buscando los únicos rislas que Mía no botó. Al buscarlos encontró la última foto que les tomaron a ellas, Mía la tenía abrazada, parecía que no la quería dejar ir, Fátima sonría, algún día volvería a sonreír igual?? Sacó los rislas y rompió la foto, no soportaba ver la cara de Mía y pensar que en ese momento quizá le estaba haciendo el amor a su novia. Armó un wiro muy grande y se lo fumó hasta consumirlo todo. Fumó toda la madrugada, quería olvidar, pero no se sacaba a Mía de la cabeza, por eso fumaba y fumaba sin cesar. Se quedó dormida con el volumen del equipo alto, repitiendo una y otra vez............... Me cuesta tanto olvidarte!!!!. . Era tan autodestructiva!!

Era domingo por la mañana y se despertó con un hambre terrible. Estaba recostada en la cama llorando y sentía un hueco en el pecho, le costaba amanecer sola, se había acostumbrado a amanecer abrazada de Mía. Mientras miraba la cama vacía armaba un porrito más y se lo fumó hasta la mitad. Entró al baño y se quedó debajo de la ducha más de media hora. Se vistió con la ropa más triste que tenía, uno la veía y sabía que estaba deprimida, se echó gotas en los ojos y salió. El sol estaba increíble, se puso los lentes de sol, hasta esos lentes le recordaban a Mía, ya que ella se los había regalado cuando viajaron juntas a Jamaica, cuando ella cada media hora le decía que la amaba, pensaba en lo mentirosa que Mía había sido con ella, en ese momento no soportaba nada, ni siquiera el sol que a ella le encantaba tanto, pero ese día se sentía como un murciélago, la cegaba demasiado, pensaba que quizá era por lo fumadaza que estaba, pero la conclusión era que el mundo la fastidiaba. Fue a comprar el desayuno al sitio de siempre, a su lugar, ahí iban cada vez que estaban con una gran resaca, así que era indicado ir ese día. Cuando llegó se dio cuenta que Mía estaba sola tomando desayuno. Fátima se sentó en una mesa cercana a la puerta, esperaba que Mía no la viera, no solo porque estaba fumadaza, sino que desde que Mía la dejó no se encontraban solas las dos, siempre con mucha gente alrededor y no habían hablado. Mía se dio cuenta que ella estaba ahí sentada, sintió que el corazón le latía a mil, necesitaba por lo menos decirle hola, sabía que Fátima no iba a querer conversar con ella, pero no perdía nada así que se acercó.

•Hola Fátima ¿No pensabas saludarme?.- trató que no le temblara la voz.
•No te había visto.
•La juerga de anoche estuvo buena ¿no?. Te ví con tus amiguitas. Estabas ebria ¿Qué te pasa? De verdad que se te ve malazo.
•¿Te importa? Yo no te debo explicaciones de mis actos, si quiero tomar lo hago, ese es mi problema.
•Eres una niña majadera, me llega que hables así. Yo solo quiero ser tu amiga.
•Yo no, para ti es muy fácil ¿no? Para mi no. Solo te digo que nunca pensé odiar tanto a alguien como te odio a ti, no sabes todo el maldito daño que me has causado, nunca te importé, fui una mas en la lista de tus conquistas, me enamoraste y me botaste, ojalá que nadie te haga eso.
•Fátima no digas eso, tu me importas y mucho.
•Mía cállate. Ya me voy.
•No te vayas Fátima hay que conversar.- la cogió del brazo para que no se fuera.
•Déjame.- sacó la mano de su brazo y se marchó.

Pagó el desayuno que había pedido para llevar y se fue. Se subió al primer taxi que encontró, aunque solo vivía a unas cuadras del lugar. Llegó a casa llorando, verla la dañaba de una manera impensable, no entendía cómo había permitido que le hiciese daño.

Mía salió detrás de Fátima. Si bien había decidido dejarla para darse una oportunidad mas con su ex-novia, Fátima era alguien muy importante en su vida, no quería alejarse de ella, era tan egoísta. Cogió el auto y llegó al departamento. Todavía conservaba las llaves, por lo que no le fue problema entrar en él.

•¿Qué quieres?.- le gritó Fátima al momento de verla.
•Por favor escúchame.
•Vete de acá, no te quiero ver no lo entiendes.
•Yo si y no me voy a ir de acá.
•¿Qué te pasa? Tu fuiste la que decidió irse, dejarme, déjame en paz y devuélveme la llave del departamento.
•No voy a dejarte en paz. ¿Has estado fumando esa maldita hierba?.- la casa apestaba a hierba, eso era obvio.
•No te interesa Mía, lárgate, no te quiero en mi casa, cuando sacaste tus cosas de aquí y cerraste la puerta, ésta se cerró para siempre.
•Mírame y dime que no me quieres, dime que no te duele verme con Mariana, dime!!!.- la tomó del brazo.
•Suéltame que me lastimas, ya no te quiero.
•Tú me amas, no voy a dejar que me olvides.
•Siempre has sido una egoísta, tu primero antes que nadie, ya me llegaste, no entiendes que me destrozaste la vida, que quieres ¿seguir haciéndolo? Déjame en paz Mía.
•Perdóname Fátima, se que te hice mucho daño, pero entiende que Mariana formó parte importante en mi vida y necesito darme esta última oportunidad entiéndelo.
•Mía, lárgate de mi vida.- Fátima empezó a llorar, no podía mas, adoraba a Mía, pero le hacía daño, ahora estaba con otra persona, ese tiempo que vivieron juntas solo estaba en su mente, ya nunca volvería.
•No llores bebe.
•No me digas así, yo no soy tu bebe, yo no soy nada en tu vida.- quería irse de su lado, pero Mía la abrazó.
•Fátima, eres mas de lo que te puedas imaginar.- la besó, sabía como manipularla, sabía que hacer. La llevó hacia el cuarto.
•Déjame Mía, que buscas ¿qué quieres de mi?
•No quiero que me olvides, te amo.
•Si me amaras estarías conmigo.
•Entiende que es una situación compleja, no es fácil.

Cuando llegaron al cuarto, Mía vio el porrito en la mesa de noche, empezó a gritar histérica:

•Otra vez fumando esa porquería, tú me prometiste que la dejarías, eres una mentirosa.
•Y tú me prometiste que me ibas a hacer la mujer más feliz del planeta y solo me has hecho daño.
•¿Por que eres así, quieres darme pena?
•No quiero nada de ti, lárgate, como quieres que te lo diga?

La empujó hacia la puerta, jamás la había tratado de esa manera, siempre la trató como una reina, como su reina, pero ahora era otra.

•Déjame, me lastimas.
•Tú me has lastimado peor, déjame sola, vete.
•Me voy, hablamos cuando seas la persona que conocí.
•Entonces creo que jamás hablaremos............lárgate.

Cuando se fue, Fátima sacó de su cartera unos tranquilizantes, necesitaba dormir. Durmió hasta el lunes en la tarde, cuando se despertó tomó otra pastilla, no quería estar conciente, y así pensó pasar esa semana, no contestaba las llamadas, solo dormía, no probó alimento alguno. Sus amigas estaban preocupadas, iban a su casa a buscarla, pero nada, ella no escuchaba la puerta y si en algunos momentos escuchaba algo, una llamada telefónica o el timbre de la puerta, lo ignoraba totalmente. Felizmente se encontraba de vacacione. Cuando Mía terminó con ella se hundió en una profunda depresión y pidió las vacaciones que el trabajo le debía. El miércoles, Alejandra su mejor amiga llamó a Mía, las dos no se soportaban, pero Ale sabía que ella tenía la copia de la llave del departamento, se la pidió, pero Mía le dijo que era mejor que se encontraran allá, temía que Fátima hubiera hecho algo irreparable.

Mía cogió el carro y manejó como una loca hacia el departamento de Fátima, se sentía culpable de todo, no podía soportar la idea de perderla, la quería muy a su manera. Cuando llegó Alejandra ya estaba esperándola, solo intercambiaron miradas, ni un saludo, Mía abrió la puerta y fueron hacia el cuarto, encontraron a Fátima profundamente dormida, encontraron los tranquilizantes y se asustaron, lo primero que se les vino a la cabeza, fue que había intentado suicidarse. A Mía se le caían las lágrimas, y empezó a mover a Fátima, la que se despertó muy asustada.

•¿Qué hacen acá? Mía te dije que te largaras.
•Alejandra me llamó, no das señales de vida desde el domingo.
•¿Que día es hoy Ale?
•Miércoles niña, me tenías preocupada.
•Quería dormir, Ale, perdóname, no quería preocuparte, solo necesitaba dormir un poco.- el efecto de las pastillas todavía no pasaba.
•Alejandra, puedes dejarnos solas un momento, necesito hablar con Fátima.
•Mía, no es el momento, mírala como está. Deja que le pase todo.
•Alejandra no te metas, necesito hablar con ella, no sabemos cuántas pastillas ha tomado. Tenemos que llevarla al doctor.
•No creo que hayan sido muchas, ya está despierta, es mejor que te vayas, no la alteres.
•Me voy, pero por favor llámame, se que tu y yo no nos llevamos y te entiendo, tu quieres a Fátima mucho y se que yo le he hecho mucho daño, pero por favor, llámame para saber como está, ella me importa aunque no lo creas.

Mía se fue, sabía que no podía hacer nada, además Fátima necesitaba relajarse, despejarse y estando ella allí, no lo iba a hacer. Estaba segura que Fátima la amaba, nunca la había visto tan mal, se sentía tan culpable, hasta ahora no comprendía porque la había dejado, realmente la quería, todavía la sensación horrible cuando pensó que a Fátima le había pasado algo no la dejaba en paz. Pero Mariana fue el amor de su vida, y si bien ahora no era como antes, necesitaba darse esa oportunidad, aunque la comparaba tanto con Fátima y Mariana siempre salía perdiendo. Manejó sin parar, sin destino, y sin querer llegó a la playa y empezó a llorar, sintió que estaba perdiendo a Fátima a la única persona que la iba a amar de esa manera, por primera vez se arrepintió tanto de la decisión que tomó, la estaba perdiendo y no podía retroceder el tiempo.

Cuando Fátima recobró el sentido y la cordura decidió viajar por el resto de sus vacaciones, sabía que Mía la iba a buscar y no quería verla, huyó a Buzios, necesitaba relajarse, y el mar y el sol siempre han sido de mucha ayuda para ella. Consiguió desconectarse de la realidad por 2 semanas, bailó, tomó, jugó y nadó como nunca lo había hecho, volvió a ser la persona sociable que siempre había sido, pero mientras mas se acercaba la fecha de retorno, su angustia crecía más, debía de regresar a la realidad.

Cuando llegó a Lima, lo primero que revisó fue su contestadora, tenía mil mensajes de Mía, todos pidiendo disculpas, quería verla, quería hablarle. En otro momento quizá hubiese llamado, pero no ahora, quería dejarla en su pasado, no se permitía pensar en ella. El día que llegó a Lima decidió dar punto final a esa relación que sólo le traía angustia, ya no más. Se metió de lleno en el trabajo, era su refugio, su salida, pero aunque uno quiera huir siempre la realidad te encuentra.

Había pasado una semana desde el regreso y cuando llegó a su departamento encontró a Mía estacionada afuera en el auto esperándola. Había llegado por fin la hora de conversar y de enfrentar a su pasado.

•Hola Mía.
•Hola Fátima, cómo estás?? Crees que podamos conversar, tengo que decirte tantas cosas.
•Vamos a tomar un café.
•No podemos entrar y conversar mas tranquilas en tu depa?
•No Mía.- quería evitar por completo estar a solas con ella.
•Bueno vamos.- le disgustó la idea, su plan de siempre, estar a solas, conversar, verse arrepentida y darle de besos, debía de cambiarlo y eso la molestaba.

Subieron al auto, se notaba la tensión.

•Alejandra me contó que te fuiste a Buzios.
•Si me fui dos semanas.
•Estás muy bronceada, tus ojos se ven mas lindos que de costumbre.

Fátima no respondió. Los ojos de Fátima eran color miel, tan transparentes, tan expresivos. Era la primea vez que Fátima se molestaba con un comentario sobre sus ojos, vivía orgullosa de ellos, pero sabía con que intención Mía hacía el comentario, además tenía mucha rabia contenida, no quería recibir esos comentarios de Mía.

Cuando llegaron al café, Mía trató de acariciarle las manos, Fátima la miró con desprecio y no le quedó mas remedio que bajarse del auto, Fátima ignoraba totalmente a Mía, esa indiferencia la mataba, estaba tan acostumbrada a que Fátima estuviese al pendiente, que verla tan lejana solo le hizo ver que dejarla fue la peor decisión que pudo tomar.

•Dime Mía, para que me has buscado. No entiendo, creo que las cosas están claras entre las dos. Todo se terminó, yo ya lo entendí, lo asumí. Tu decidiste dejar nuestra relación de lado, yo ya no tengo nada mas que conversar contigo, y si acepte venir hoy fue para poner punto final a esta historia, cerrar el libro.
•Por favor Fátima escúchame, el peor de los errores fue dejarte, solo que en ese momento necesitaba darme ese tiempo, regresar con Mariana y darme cuenta por fin que eso no funcionaba, mi orgullo lo necesitaba, pero mi corazón no, el solo te ama a ti, se que es muy difícil de comprender, pero ella y yo ya no estamos, todo eso se terminó para siempre.
•Mira Mía, tu no puedes venir a decirme hoy que tu orgullo fue le que te empujó a regresar con Mariana, pude quizá entender tu confusión, pero me dejaste, me dijiste que necesitabas darte una oportunidad con ella, me abandonaste sabiendo que ella jamás te había hecho bien, que quieres ahora? decirme que me amas y que quieres regresar conmigo, las cosas no son así, tu me perdiste el día que me dejaste, ojo yo no te dejé, tu lo decidiste y tendrás que cargar con esa decisión para siempre, yo no pienso regresar contigo jamás, hagas lo que hagas digas lo que digas, lo nuestro se acabó, yo jamás podré confiar en ti, siempre estará el recuerdo de Mariana allí y yo no quiero eso, no te digo que el amor se fue, pero sabes, de amor uno no vive, no pienso perdonarte, no quiero perdonarte, que pena que hasta la amistad se terminó!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
•Por favor no digas eso, tus palabras están llenas de rencor
•Cree lo que quieras, a mi me da los mismo, no se si es rencor o rabia, solo se que las cosas nunca serán iguales entre tu y yo, Mía, todo lo que pude sentir, ese altarcito donde te tuve, todo se vino abajo cuando me dijiste que adorabas a Mariana y que ese amor jamás se iba a morir, por eso no entiendo como hoy me dices esto, se consecuente con tus actos.
•Entiende que me equivoqué, ahora se que es solo cariño.
•No Mía, dime todo lo que quieras, solo se que estoy saliendo de ti, te quiero dejar en mi pasado, tener un recuerdo de lo que vivimos pero que solo sea eso, un recuerdo, tu para mi has quedado en el olvido….
•Fátima!
•Mía nada de lo que digas me hará cambiar de opinión. Adiós.
•No te vayas, por que haces todo esto tan difícil? Siempre tan dramática!!!
•Ay Mía, no me interesa lo que pienses, si soy o no soy dramática es mi problema, entiende que ya no me interesa lo que tu pienses de mi!!!!!
•Si quieres seguir con este juego Fátima normal, lo juego, pero sabes que no es así, que tu me amas, no hagas esto más difícil de lo que es.
•Es mejor que me vaya, creo que no has entendido que aquí no hay nada, Mía, no queda nada.
•Bueno sabes lo intenté, intenté hablar contigo y por lo menos ser sincera y decirte que te quiero y que bueno, no quería perderte, pero contigo no se puede, llámame cuando quieras hablar dejando de lado tanto rencor.

Mía se paró de la mesa y se fue, le pareció tan conocida esta escena a Fátima, no le sorprendió, en otro momento, hubiese salido corriendo detrás de ella, pero esos eran tiempos pasados…………………

………………Mía entró al auto, esperando que Fátima la siguiese, pero lo que vio fue a Fátima salir y tomarse un taxi. No salía de su asombro, tanto pudo haber cambiado con ella. Siguió al taxi y llegó a casa de Fátima, pero no tuvo el valor de bajar, sabía que ya la había perdido para siempre, ya no había oportunidad…….. los amores hay que cuidarlos, no lastimarlos, ella lo hizo y ahora que sabía que jamás la iban a perdonar, solo le quedaba llorar frente a ese departamento donde había sido completamente feliz y amada…….. jamás volvería a tenerla entre sus brazos, jamás le volvería a hacer el amor…… solo le quedaba llorar y olvidar, solo olvidar!!!.

2 comentarios:

  1. Caramba mujer!! que bonito escribes.. me ha gustado todo y coincido en algo.. a los amores hay que cuidarlos... no lastimarlos..

    Nice to meet you!!
    Marlene

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  2. gracias Marlene.... no entro muy seguido a revisar mi blog, sólo cuando tengo la inmensa necesidad de expresarme.........

    gracias por el comentario!!!

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